miércoles, 5 de noviembre de 2008

La diva australiana brilló en su única noche en Caracas



HUBO PROBLEMAS PARA ESCUCHARLA MIENTRAS INTERPRETABA SUS CANCIONES, ALGO QUE AL PÚBLICO NO PARECIÓ IMPORTARLE




Minogue cantó por casi dos horas en el coso de La Rinconada En el show hubo un derroche de vestuario, luces y coreografías.
SERGIO MORENO GONZÁLEZ




Luces impactantes, una pantalla gigante al fondo acompañada de dos plasmas a los lados de la tarima, diez bailarines y ocho músicos sobre el escenario. El concierto de casi dos horas que ofreció Kylie Minogue anoche en el Poliedro, impresionó por la calidad de su producción, donde los fetiches jugaron un rol protagonista en las interpretaciones de las más de veinte canciones.A las 9:20 pm se encendieron las tres pantallas que miraban hacia el público, que se levantó de sus asientos para recibir a la diva australiana. La imagen de unas manos azules daban comienzo al show, donde hubo un derroche de vestuario, iluminación y coreografías. Al ritmo de Speakerphone apareció Kylie, vestida de traje negro con un corsé dorado.Los movimientos sincronizados de la diva junto a su grupo de baile fueron captados por las cámaras del público, que no llegaron a copar el coso de La Rinconada. Durante gran parte del concierto los asistentes estuvieron poco participativos y más bien contemplativos.Después de Can’t get you out of my head vino el saludo de Kylie: "Hola panas, ¿todo bien?", preguntó en español.Interpretó Ruffle my feathers e In your eyes para realizar el primero de los ocho cambios de vestuario de la noche.Un grupo de porristas se adueñó del escenario. Entre varios jugadores de fútbol americano emergió Kylie, vestida de rosado con un traje de futbolista del equipo K, como se leía en su camiseta. Heart beat rock, Wow y Shocked siguieron el espectáculo, donde hubo problemas de sonido en el micrófono de la cantante, que era opacada por la intensidad del sonido de la banda. La voz de Kylie se escuchó bien sólo en algunas partes del concierto. En los temas que dobló tampoco logró entenderse la pista vocal que interpretó.Pero eso pareció no importarle a los caraqueños, que siguieron con intensidad in crescendo los distintos giros que dio la diva sobre la tarima. Se le vio con una blusa y pantalón de lentejuelas al estilo marinero; con un vestido rojo de una policía; con un traje turquesa que llevaba un corazón en el pecho; como una soldado que parecía del ejército de Napoleón; con un vestido largo negro con rayas verde y azul, con un final de pantalón negro y un top dorado, todo de lentejuelas.Loveboat, una versión de Co pacabana, Like a drug, Slow, Flower, On a night like this, Your disco needs you, Step back in time e In my arms fueron bailadas y coreadas por el público del Poliedro.De pie pidieron más de Kylie, quien salió de nuevo para interpretar Somewhere, Better the devil you know y Love at first sight. Los caraqueños querían más, pero la artista hizo un gesto señalando a su garganta mientras decía "mi voz", para dar a entender que sería la última canción. Les dejó Lucky y se fue entre papelillos y ovaciones.
PRECAVIDA Y EXCÉNTRICA Desde las dos de la tarde de ayer, Kylie estuvo supervisando cada uno de los detalles del espectáculo que presentaría en el Poliedro. Las luces y el sonido fueron chequeados en persona. Se supo que la artista pidió algunas excentricidades en su paso por Caracas, entre las que se encontraba beber leche de chiva, pero no pudo ser complacida.




Kylie se fue de shopping al mercado de buhoneros


CARMELA LONGO



Pidió comprar en la calle Caracas. Visitar el tercer mundo, para alguien que no pertenece a él, es algo exótico. Más si el visitante proviene de un país donde todo marcha sobre ruedas, el orden y la limpieza dan el norte y las cosas finas, y de caché, son comunes.Tal vez por eso, Kylie Minogue, luego de su numerito del domingo con la prensa y sus fans en el lujoso Hotel Caracas Palace, en Altamira, pidió el lunes salir de shopping.La llevaron al Centro San Ignacio y si bien le pareció que está bonitico, no compró. Buhoneros pidió. De hecho, asesorada por alguien, como pudo machucó "Cementerio" para que la llevaran al mercado.No se pudo, porque el antojito se le ocurrió a las 3 pm. Así que le sugirieron llevarla al mercado de los Buhoneros en Sabana Grande, donde ataviada con jeans y lentes oscuros hizo sus compras.Estando allá, se dio cuenta de que en pleno bulevar los artesanos disponían su mercancía en el suelo. "Eso es lo que quiero comprar: cosas hechas por la gente, vendidas desde el piso, no en grandes tiendas". Y compró sin que casi nadie se percatara de quién se trataba.Sólo los guardaespaldas hicieron suponer que debía ser "alguien importante". Si hubiese sido Olga Tañón, por ejemplo, otro gallo habría cantado.
Fuente:

86 Chévere
Ultimas Noticias Miércoles 05 de Noviembre de 2008

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